Aunque las tiras de piel que caen de mis hombros indican lo contrario, no debí acabar muy quemado el otro día en Cuntis cuando sólo 6 días después me moría de ganas por empezar a correr la última prueba del GMTA de este año: la del monte Pindo.
Maese Moutinho avisó de la necesidad de llevar hidratación por el calor que hacía, pero además, tras la vuelta inicial para deshacer el pelotón (que fue algo mayor de lo acostumbrado porque dimos un pequeño rodeo por el pueblo), nos concertó la obligada cita con la marea atlántica para refrescarnos; este año incluso hubo gente “nadando”, porque cubría bastante (a mí hasta el pecho). Entre eso y la arena de la playa, llegamos a la capilla ya estirados y no se formaron tantos atascos en el trote de subida inicial.
Al llegar a la zona descubierta se baja un poco por un pequeño camino y un poco de pista ancha. Se veía el primer avituallamiento a lo lejos, y mucha gente le dio zapatilla al asunto; yo pensé que no conocían mucho el recorrido, y así debía ser, porque bien que penaron subiendo los pedrolos del cauce del río. Al acabar esta ya mítica subida, viene un tramo tontorrón con llanos y leves subidas por un carrilito entre vegetación baja, y vuelta a trepar por zonas rocosas y lajas (¡el día que se corra en mojado se verá la adherencia!), y se corona junto al vértice geodésico. Las vistas desde allí son preciosas, y aún por encima soplaba una brisa muy reconfortante; daban ganas de quedarse un rato.
Pero tocaba tirarse para abajo: primero un trocito más técnico y roto, después otro más llevadero, y se llegaba al segundo avituallamiento, en el que todo debía estar muy rico porque había un montón de gente, uno de ellos JDLF, con el que seguí bajando por el tramo más fácil del recorrido. Es una sensación rara ir con zancada larga y rápida, girar, y encontrarse una subida dura que te obliga a caminar de nuevo. Así que pusimos ritmillo y venga: subir, bajar un pelín, y volver a subir por una zona más boscosa, con más calor y humedad. Formamos un grupito de unos 9 o 10 un buen rato, pero se rompió al llegar de nuevo a la parte alta y la bajada técnica posterior. Yo me había prometido a mi mismo que no iba a bajar en plan agresivo, para no arriesgar a fastidiar un tobillo o una rodilla un mes antes “de la fecha”, pero aún así el ritmo fue vivo y recuperamos unas cuantas posiciones. Tras el último abasteçemento, repetimos en sentido inverso la cuesta rota inicial, corrimos otro trocito de playa en seco, y ya enfilamos meta.
Tras el bajonazo de Cuntis la semana pasada, sensaciones mucho mejores, regulando bien, concentrado en no hacerme daño, y disfrutando de un recorrido complicado. Salieron unos 21km muy técnicos, 1400mDa+, en 2:57:10. Lo malo de la jornada fue que mi compañero sufrió un fuerte esguince en la última bajada, y terminó la prueba caminando como pudo; esperemos que se recupere pronto.
Ah, y ya de madrugada, mientras unos disfrutaban de la sardiñada, otros recogimos nuestra camiseta de finishers del circuito Galicia Máxica 2013, y en mi caso van tres… ¡soy 300% GMTA!
Fotos de Safarstudio, web de GMTA, web de El Correo Gallego, y álbumes de Josekioto compartidos en CeG.