YoCorroEnCasa

El subtítulo de esta entrada debería ser algo así: «De como uno de esos challenges de internet se convierten en algo bonito, y de como correr en casa se puede volver una aventura».

Pero antes de nada vamos a explicar el asunto. Todo empezó más o menos cuando Albert Jorquera, conocido periodista del mundillo trailrunner, y varios corredores pro de los top, lanzaron una propuesta a la comunidad correril: hacer una especie de carrera virtual (más bien una quedada), el reto Yo Corro En Casa: cada cual haría la distancia que quisiera y de la forma que quisiera, siendo el «precio de inscripción» una donación para el proyecto #YoMeCorono, en el que varios investigadores de prestigio están intentando avanzar en la búsqueda de una solución para esto de la COVID-19.

Obviamente, aquí lo importante era crear comunidad, hacer algo de actividad física durante el confinamiento, y recaudar fondos; y lo de menos era el cómo (valían el pasillo, las escaleras, el jardín… la cinta de correr), la distancia y el ritmo (como si era caminando).

Me anoté sin dudarlo, porque me parecía algo a apoyar. En un principio, me propuse un 21K en cinta, por eso de hacer algo más de lo que estoy rodando a diario, e imprimí el dorsal para tunearlo. Y el sábado 28 de marzo por la mañana me conecté para ver la salida «del evento», en el que además de María Fainé y Jordi Saragossa, también echó un cable el conocido Depa. Fue hasta emocionante:

Después de hacer algunas cosillas por casa (e incluso participar en una competi de Trail-O virtual), a la tarde me pongo a hacer mi tirada. Debería contar que mi cinta de correr es una BH ProForm que tiene más años que la catedral de Santiago, y que suelo tender más al rodillo que a la cinta porque ésta a veces hace algún fallo de continuidad. Pero bueno, con cuidado de no fastidiarme un tobillo o rodilla, la sigo usando de vez en cuando. El caso es que subo al desván, abro la Velux, pillo botellín, pongo el portátil frente a mi con unos vídeos de bikepacking para entretenerme, y arranco. Los 2 primeros kilómetros muy tranquilo, de calentamiento, y después voy incrementando un poquito la velocidad cada kilómetro. A partir del 6 empiezo a oler un poco a quemado, y no soy yo que voy bien de pulso, pero como a la cinta ya le tiene pasado otras veces, no le doy importancia y sigo. Nada más comenzar el 8, yendo a unos 12.5/13 por hora (la cinta y el Garmin indicaban por ahí), empieza a hacer un ruido extraño y a acelerarse ella sola. Intento aguantar, pero, de repente, se acelera a saco, empiezan a salir chispas por debajo, y los mandos no reaccionan. Obviamente salté, o me talegaba, y la desenchufé al instante porque daba miedo el chisporroteo con la alfombra que tiene debajo (por el sudor).

La dejé descansar un rato, por si era recalentamiento, y volví a probar. Nada: en cuanto la conectabas a la red, sin tocar el start ni nada, se ponía a 21km/h, y el olor y el lucerío que salían del motor acojonaban. Así que me salgo al pasillo para seguir trotando. No sé cuantas veces fui de la puerta de la entrada de casa a la terraza, pero al cabo de 20 minutos o así me dolían las rodillas (supongo que por los giros de 180º y el ir en círculos). Así que como la premisa era fomentar la salud y evitar lesiones, redondeo a 12km y paro.

No era lo previsto, pero, la misión era otra y parece que está cumplida. Porque aunque al principio parecía que solo iba a ser cosa de unos pocos frikies como el menda, entre que a los pro iniciales (nada menos que Kilian, Tofol y Capell… que mucho currículum y muchos seguidores hay ahí), se les sumaron otros/as corredores/as y personas conocidas, entre que el hashtag #YoCorroEnCasa empezó a extenderse, y entre que muchos intentamos convencer a nuestros conocidos, el asunto acabó así (aplausos, por favor):

¡Bravo! Por la iniciativa y el curre que habrá detrás, por lo recaudado, por la solidaridad, por haber movido el body… y, para que el tono no se vuelva serio, por el entretenimiento y las risas que echamos en las redes, porque hubo peña con cosas muy graciosas. Aunque el que se llevó la palma en esto fue Eduard Hernández Teixidor por su recreación del UTMB (que días antes ya había hecho lo mismo con Zegama).

PD. Pasados ya unos días, la cinta de correr sigue igual: en cuanto la enchufas, riesgo de incendio. Así que ahora sí que toca fundir el rodillo (que ahí no hay peligro de cortocircuito).

TMA-1

En lugar de penetrar en el cráter Tycho, decidimos adentrarnos en la zona de Trevinca. Cuesta desplazarse pero avanzamos a duras penas; es necesario para la humanidad. Ya en lo alto, detectamos un campo magnético extraño, perceptible sólo para entendidos, y poco más tarde dimos con él. Estaba ahí, enhiesto y solitario, emitiendo su señal bajo aquel intenso sol, en la cota 2001: El Centinela.

No había ni rastro allí del Dr. Heywood Floyd, con lo bien que nos vendría ahora su ayuda. Pero de haberlo encontrado, a buen seguro que nos animaría a explorar, así que arriesgamos como lo hubiese hecho el mismísimo comandante Bowman. Afortunadamente nuestros vehículos S.C.B., mucho más fiables que H.A.L., nos condujeron sin problemas a través del valle espacial. Fue como renacer, pero en otra dimensión.

Primer training camp

Este fin de semana debía haberse realizado un training camp de trail en el centro Aviva de Maus de Salas, en pleno Xurés-Gerés, y me acabo de enterar de que no se celebró (desconozco el porqué). Esto me ha hecho recordar el Winter Training Trail que vivimos allí a finales de enero, en el mismo lugar pero organizado por otra gente, y del que no escribí en su momento porque no me había dejado buen sabor de boca, y porque andaba mal de tiempo.

La experiencia de hace un par de meses ofrecía tres entrenamientos conjuntos y guiados, varias ponencias, presentación de materiales, además del aspecto convivencial, que también es muy atractivo (junta varios frikis sobre cualquier tema, sea StarTrek o UltraTrailk, en un recinto cerrado y verás como son de peculiares). Pero la cosa no resultó, o al menos no como yo esperaba, y ojo, no tiene nada que ver con el hecho de que algunos fuesemos en mala forma física y nos costase aguantar, o de que faltase uno de los coaches que no pudo asistir por enfermedad, algo comprensible (aún así contábamos con el experto ultrero Salvador Calvo y con el fisioterapeuta Alberto Iglesias).

El sábado por la mañana hicimos un entreno de unos 22km y 750mDa+ en unas 3h (más si contamos paradas), sin alejarnos mucho de Maus, y en el que pudimos pillar algo de nieve en la zona alta. Se suponía que íbamos a ir juntos, y que nos iban a dar explicaciones y consejos durante la ruta… pero aquí maricón el último, y lo único que hubo fue un mini-comentario de Salva Calvo en un reagrupamiento previo a un cortafuegos. Me pareció más un entreno «en pandillas» que un entreno conjunto, aunque algo de intención se le vio.

Al volver al campo base, duchita, breve presentación de productos de nutrición de la gente de MovesTime, y todos a comer, que había ganas. Por la tarde la primera charla «Lesiones típicas del corredor» me gustó: un fisio no talibán (algo que no abunda en su profesión), con consejos prácticos, y manteniendo un equilibrio entre lenguaje técnico y explicación-de-niño-pequeño. Pena que no tuviera algún medio didáctico mejor que la pizarra «de última generación» que usó, y que no se extendiese más tiempo, porque después… ¡después no hubo nada! Ni las charlas sobre entrenamiento, algo obvio al faltar el ponente, ni charla ninguna, porque ni buscaron un recambio o alternativa (poner un vídeo, buscar un ponente que expusiese algo aunque fuese «de menos nivel», hacer una mesa redonda sobre material, etc.), ni se hizo lo que se le pidió a Salva Calvo, que diese una charla sobre sus aventuras y experiencias, pues se limitó a contar un par de cosas desde su sitio, y eso tirándole de la lengua con preguntas. ¡Y yo que esperaba coger apuntes para estudiar después en casa! ¿Costaba tanto poner un proyector, preparar una presentación, o planificar alternativas? No sé, a lo mejor es deformación profesional.

Después de anochecer salimos de nuevo al monte. Pensé que nos detendríamos de vez en cuando para hablar sobre frontales, técnica nocturna, orientación, o algo. Pero nanai de la china. No sé si dejamos los egos en la furgoneta, si es que teníamos miedo de perdernos, o a qué se debió, pero esta vez no nos separamos tanto y pudimos ir más en plan grupeta. Salieron unos 11km y casi 250mDa+ en 1:20:00, siempre por caminos fáciles. Otra duchita (hay que ver, me aseo más cuando voy al monte que en casa), cenita de cháchara con los compañeros, y para camita que tocaba madrugar.

El domingo por la mañana entreno largo. El ritmo de salida fue más lento, y aún así me parecía rapidísimo. Empiezo a sospechar lo que nos pasará a varios. Pisteamos, bajamos a unas pozas de agua chulísimas, y pillamos un sendero auténticamente precioso que nos lleva a Salgueiro, un pueblo abandonado muy guapo (hay que volver otro día en la bici). Allí empezó lo peor: unos que se volvían, otros que tiraban,… nos juntábamos, nos separábamos,… es por aquí, es por allá,… En la zona alta reagrupamos, hacemos el trozo de nieve y más técnico juntos, y después se disgrega el asunto por completo. Se hacen dos grupos, creo, y unos cuantos nos quedamos en el medio, en mi caso fue culpa mía obviamente, pues debería o forzar o esperar, pero me estaba entrando la fase mental conocida como «no-me-toques-los-cojones» al ver la desorganización que había. Empecé a tirar de track para ir «en plan independiente», pero no coincidía con el recorrido que ellos hacían, así que me paré medio mosqueado a esperar (y reconozco que también a descansar, que iba ya fundidillo), y flipo cuando llega el corredor escoba y, en un par de ocasiones, tampoco sabe por dónde es (y eso que también llevaba GPS). Al final, después de 32km y unos 1250mDa+ en unas 6h, volvemos a Maus justo para comer. No aprendimos nada, ni entrenamos en convivencia… fue una salida de sálvese quien pueda.

Vamos, que tuvo sus cosas buenas, y no lo pasé mal, pero también vi mucho que mejorar. Por eso humildemente pido que en el próximo trainingcamp que hagan, que parece que impartirá Antonio Madriñán (que también estuvo presente en el que comento), tengan en cuenta opiniones como estas:

  • Si se hace un programa de actividades indoor hay que intentar cumplirlo, y tener alternativas por si algo falla (y más cuando se paga por el evento, aunque sea poco).
  • Para entrenar sólo o con dos colegas me quedo en casa: si voy a un campus como este, quiero aprender algo o convivir con gente como yo, no trotar solo y en silencio.
  • No se puede llevar a 30 personas a un monte que desconocen con recorridos/tracks poco fiables, sin organizar grupos, y sin prever posibles emergencias. Es lo mismo que le pido a cualquier carrera: seguridad, el resto me sobra.
  • Al haber niveles dispares, y pretender pararse a explicar o ejemplificar cosas en el monte, es mejor platear un recorrido más corto y que guste (o una salida en oleadas, o varios guías bien coordinados), que algo más ambicioso y que sature.

Si alguien quiere saber algo más sobre el sitio y los entrenos, el compañero Filipe de Solopisadas hizo unos resúmenes bastante completos (datos, fotos,…) de cada uno de las salidas: la primera aquí, la nocturna aquí y aquí la del domingo.


Imágenes tomadas de web de Aviva, y col. priv.