Tras el episodio I en Amil y el II en Armenteira, la pasada semana pude completar la primera trilogía de Runmerías, es decir, ir romerías tradicionales pero corriendo.
En esta ocasión tocaba la romería de San Cibrán que se celebra todos los lunes de Pascua junto a la capilla dedicada a este santo en el monte de Tomeza (Pontevedra), una zona envuelta en polémica últimamente porque es donde quieren emplazar el nuevo hospital… el día que tengan dinero para construirlo.
Según la tradición, este santo es muy efectivo para quitar el meigallo y el mal de ojo (si crees en ello, claro; tanto en el problema como en la posible solución). Para conseguir su ayuda hay que subir hasta allí y dar 9 vueltas a la ermita lanzado al tejado una piedra cada vez (a poder ser pequeña, para no romper las tejas). Algunos sostienen que hay que dar las vueltas en sentido contrario a las agujas del reloj, otros que hay que lanzar las piedras de espaldas,…, pero bueno, el caso es que queden encima.
Pero no todo son devociones y misas, también hay comilonas (pulpeiras y rosquilleiras incluidas), bandas y actuaciones, verbena y orquestas, atracciones infantiles. Por haber hay… hasta gente corriendo.
Como uno que salió de casa a media mañana y, como San Cibrán le quedaba muy cerca, dio un pequeño rodeo para ir a buscar su ofrenda. Los primeros kilómetros lo llevaron hacia Montecelo, y la zona de Mourente y Bora, alternando asfalto y algún camino de tierra. Entre que el día estaba tontorrón, lloviendo a ratos, y que las fuerzas no eran muchas, el ritmo era algo cansino.
Por la ruta de senderismo conocida como Entre Rías, fue subiendo hacia Marcón, y allí se desvió por el gaseoducto que va hacia la Fracha. En este tramo hubo un momento de lluvia fuerte, así que le tocó refugiarse en un galpón durante un rato. Cuando se calmó el cielo, siguió destino al polígono industrial del Campiño, vuelta a combinar tierra-asfalto, y un buen rato bajando a ritmo por pistas muy fáciles, hacia el monte Carrasco. Sólo le quedaba subir un poquito, saludar a los fogueteiros, y ya pudo llegar a la capilla.
No había mucha gente en ese momento (normal, a esa hora y lloviendo), así que un par de fotos, un trago de agua, y para abajo hacia la ciudad, que aún le faltaba un ratito para casa. Al final, unos 19km, 550mDa+, casi 2h, y lo más importante: pasó un rato agradable.
Más fotos en Pontevedraviva; la última foto no es mía, pero no encuentro la fuente, disculpas al autor.