Ahora sí que estoy en la élite. ¿Cómo en la élite? En el Olimpo del jogging internacional. Soy oficialmente un finisher del #496Challenge.

Ahora sí que estoy en la élite. ¿Cómo en la élite? En el Olimpo del jogging internacional. Soy oficialmente un finisher del #496Challenge.
Las noches que estoy ocioso en casa (cada vez menos), suelo bucear por los perfiles y webs de deportistas/aventureros como Alastair Humphreys, Leon McCarron, Mark Beaumont, otros «más alternativos» como Beau Miles, y muchos otros (también españoles, como Antonio de la Rosa o Albert Bosch). Me mola porque tienen un puntillo que me gusta, y creo que bastante cercano a mi espíritu y mi forma de entender las actividad física, y porque suelen hacer cosillas divertidas y originales (que no fáciles), de las que sacar ideas.
Pues desde el año pasado vengo pensando en intentar un reto que le vi a Sean Conway: el 496 challengue. El asunto, como bien resume él en su web, consiste en correr 1Km el día 1 del mes, 2Km el día 2, y así, hasta el día 31 en el que acabe dicho mes (porque hacerlo en un mes de 30 días o en febrero es de cobardes… y además no te daría la cuenta para que salgan los 496). Aquí está un resumen de cuando lo hizo él:
La idea me atrajo al momento, pero como estas últimas temporadas no estoy corriendo mucho (ni estoy demasiado en forma en general), y me asustaba un poco el tema de mi medio lesionada rodilla, no me lo planteé. Pero últimamente han coincidido algunas cosas que me devolvieron el reto a la cabeza… y como además quiero aclarar de una vez si puedo recuperar la seguridad al correr (y volver a disfrutarlo), o si definitivamente tengo que pensar en el quirófano (o en mandarlo a la mierda y vender en Wallapop todo el material de running), creo que llegó el momento de probar. Eso sí, yo lo haré respetando los aspectos básicos, pero a mi manera. Por eso, aunque no tengo la pizarra de Sean, sí tengo mis libretas en las que fui perfilando estas semanas mis principios y normas:
Una de las cosas más sanas que hay es reírse de uno mismo y de las cosas que uno hace. Así que, tras ocurrírseme al ver el maravillo vídeo de esta semana de Pantomima Full, ahí va un post-recopilatorio de vídeos y otros elementos humorísticos sobre ciclistas.
Observaciones. 1) Otro post en beta-permanente. 2) Se admiten recomendaciones, incluso de temática outdoor-deportiva en general y no solo biciclismo.
¿Algo de correr/pedalear, y que lleva incorporado el concepto de «gili» (pollas o puertas)? ¡Parece especialmente diseñado para mí!
El asunto consistía, tal y como explicaban aquí, en hacer algo de actividad en estas fiestas, concretamente el 25 de diciembre, el 1 de enero, y el 6 de enero (y si lo compartías en redes sociales, y o le dabas un carácter solidario, mejor). Y yo, aunque poco, porque además de un cierto cansancio influyó el frío y la lluvia, cumplí: 7km de carrera y otros 7 de caminata el día 25, casi 40Km de bici con un puertito bajo un aguacero el día 1, y otros 23Km de bici en el monte el día 6. Números no muy buenos, pero suficientes para poder presumir de tener un diploma de finisher christmas-gili style:
A ver cuándo me mandan la camiseta conmemorativa, que tiene pinta de picar un poquito al contacto con la piel.
Desde hace años he seguido una rutina similar los días 31 de diciembre: mañana de entreno y/o recados, comida en casa, y luego la carrereta festiva por excelencia, el zumito con los colegas, el picoteo de MB, y la cena familiar. Pero este año no.
Por eso, intentado normalizarlo un poco y adaptándome a las circunstancias, hacía ya tiempo que tenía pensado hacer mi San Silvestre particular, gorrito de Papa Noel incluido, aunque fuese yo solo por alguno de mis recorridos habituales. Pero como unos días antes desde el blog de Palabra de runner se propuso una especie de edición virtual, me anoté para hacerlo algo más social, simpático, festivo. E incluso así, me salió mal.
Primero hice mi dorsal. Luego, como solo la iba a usar la app una vez, y no quería vincularla a mi cuenta de Garmin, instalé el JustMove ese en un móvil que tenía por casa y creé la cuenta con una de las típicas «direcciónes B» de correo electrónico que todos tenemos. Salí a correr, con el GPS puesto en el móvil y también en el Fénix, disfruté de mi carrereta (nada del otro mundo: 11.5Km, en 1h3min, con 150mDa+), y cuando llegué a casa… el móvil había contado el tiempo pero no había registrado ninguna distancia, y por lo tanto no había cumplido el reto. Extrañado, tardé un rato en darme cuenta de que sin tarjeta SIM ni datos, la app no subía ndada. Obvio. Por un segundo se me pasó por la cabeza volver a salir, pensando en paralelo a la afirmación de que lo que no está en Strava no existe (de hacerlo, ¿serviría como homenaje a la repetición que tuvo que hacer Kilian en el reto ese del maratón por equipos?). Tranquilidad: fue un instante fugaz.