Observando Cotobade

El otro día unos colegas, los únicos con los que compartirmos actividades estos meses, nos propusieron de forma casi improvisada una mini rutilla de bikepacking, ideal para ir con gente que se quisiera iniciar. Y es que el plan saía y llegaba a Pontevedra, era poco pedaleo, y además no era necesario portear mucho porque se llevaban previamente un par de coches de logística. Vamos, subir al observatorio astronómico de Cotobade, dormir allí de vivac o de tienda, y al día siguiente volver a Pontevedra dando una vueltilla.

Tan rápido fue el asunto que al mediodía lo negociamos… y a primera hora de la tarde ya estábamos en la Illa das Esculturas listos para salir. A RL le puse un transportín de abrazadera a la tija para que llevase algo de carga, además de la mochila; para mí una bolsa trasera, mochilita y mi ya típico y famoso saco en el manillar. Suficiente para un poquillo de comida, un par de herramientas y aparellos, algo de ropa (muy poco)… y a rular.

Allá fuimos tirando la grupetilla, al principio pillando algo de asfalto de más pensando en que los que tenían peor forma salvasen el desnivel gordo más fácilmente. Luego ya pistillas de monte, hasta que nos cogió la noche, y el camino se puso algo más roto (o esa sensación me daba a mí, que iba sin luces arrimándome a la peña). Justo antes de llegar al observatorio nos aparece de frente GL, que había subido por otro lado. Este siempre a su aire.

Ya en el observatorio, tras cambiarnos rápido porque hacía un frío que pelaba, nos dispusimos a saborear tranquilos nuestros manjares (menos mal que había camping gas para hacer algo calentito). Y allí estábamos, disfrutando de la soledad dentro de la compañía, del cielo… ¡cuando aparece una excursión de caminantes! Menos mal que solo se quedaron un rato, porque yo tenía unas ganas de sobar enormes. Al principio, de gallito macho-man, pensé en dormir al raso. Pero estaba de tiritona, así que me puse todo lo que tenía, gorroneé una plaza en una tienda, y me metí el primero en el saco (eso sí, sin esterilla, que algo hay que sufrir). El resto quedaron fuera de cháchara, risas, fotos… Está claro que voy mayor.

Al amanecer, desayuno in situ, y a pedalear un rato con el calorcillo: subir al Coirego a disfrutar las vistas de un día tan claro de verano, desandar un cacho, tirar hacia Carballedo, y luego ya hacia Almofrei, para volver a Pontevedra por la senda del Lérez. Y, obviamente, cumpliendo el objetivo de llegar a tiempo de darse un homenaje.

En menos de 24h, sin apartarse de casa, una aventurilla (o microaventura, como diría Alastair Humphreys), un rato con los colegas, algo de deporte. Pues ni tan mal.

5-1

La noche del 13 al 14 de junio nos cayó un 5-1. Obviamente me refiero a nuestra visita a Sierra Nevada, ¿a qué otra cosa podía ser? El objetivo era hacer un entreno amistoso en altura, y a ser posible llegando a 5 cumbres de más de 3000m en 1 día (por aquello del pico-average). Aunque el míster me había convocado desde un principio, lo cierto es que hasta esa semana contaba con chupar banquillo, pero finalmente pude hacer mi modesta aportación al juego del equipo, cuya alineación titular fue: JS, CV, AV, SM, y FC.

El pitido inicial se dio en Trevélez (1520m), a eso de las 6h y con melodías acid-progressive de fondo procedentes de una fiesta que se celebraba en el pueblo; como nosotros somos más de techno-house, decidimos no quedarnos y tirar para arriba. Tras un par de empinadas calles de cemento entre las típicas casas blancas de la Alpujarra, los primeros kilómetros fueron siempre ganando metros, primero entre fincas y después por senderos más despejados. Íbamos cautelosos, analizando al rival, es decir, con marcheta pero sin correr. Y a la 1h15min ya estábamos en la zona de la Campiñuela (2560m), donde cruzamos un río llamado Culo de Perro (no hizo falta sacar tarjeta amarilla, se llamaba realmente así), para seguir subiendo por la loma del mismo nombre. El terreno se puso más árido y rocoso, y en ocasiones se subía ya a chuzo por las lajas sin una traza clara, cada uno a su bola, en un momento de juego individualista.

Un rato más hacia el NO y anotamos los primeros tantos: el Peñón del Globo (unos 3289m), bajar unos metros, y contraatacar la cima hermana, el Peñón del Globo Occidental (3296m). El siguiente tramo era plano, pero lo tomamos con calma porque era técnico y no apto para bromas: a la izquierda nos quedaba una zona con un gran patio, sin problemas aquel día por la actitud que llevábamos y el tiempo espléndido que tuvimos, pero allí habría que tener mucho cuidado un día de lluvia (ya no digamos de nieve), pues un tropiezo en un regate acabaría en algo más que lesión. Afortunadamente el mister JS había preparado bien el encuentro y siempre nos daba las indicaciones adecuadas. Otro ratito más, y otros dos goles: el Puntal de la Cornisa (3316m), desde el que ya apuntamos a nuestra derecha a la antecima y la cima de la Alcazaba (3369m).

El pequeño avituallamiento y la motivación hicieron efecto, y el ritmo empezó a aumentar. Por un par de bajadas rotas y algunos tramos con nieve, fuimos bajando por la Cuneta de la Alcazaba y la Colaera (bajo la pared anterior), hasta las Siete Lagunas (2900m). Giro brusco a la derecha, y a subir de nuevo, haciéndose ahora patentes las posiciones naturales de cada uno en el campo: SM y AV en la delantera, CV de extremo, y JS en el mediocampo; yo a la zaga, haciendo de cierre o último hombre. Fue por eso, y un poco también porque iba regulando para no fundir, que me quitaron unos minutos en el punto álgido del encuentro: la cumbre del Mulhacén, 3478m y techo de la península ibérica (la estrategia inicial tenía previsto incluir el Veleta, pero las condiciones del terreno de juego lo desaconsejaron).

Además del vértice geodésico, allí arriba debía estar el palco presidencial, pues la afluencia de público VIP era grande. Mis compañeros apenas me dejaron descansar y disfrutar del momento, pero no puse muchos reparos porque sabía que llegaba lo que me gusta: bajar y bajar. Al principio ladera empinada y zigzagueante, con piedra suelta, después senderos más pisados con rocas salpicadas; todo el rato paralelos al barranco del Poqueira (que en algunas cartografías aparece como río Mulhacén). Algunos miembros del equipo empezaron a acusar la fatiga, y de forma espontánea pasé a ser yo el centrocampista durante unos kilómetros. Al llegar al refugio de Poqueira era ya siempre tirar hacia el S, siguiendo los cauces de varios riachuelos y pasando por varios cortijos. A la altura de una pequeña central eléctrica, ya por debajo de 1600m, ya estaba casi todo hecho. Aunque esos minutos de descuento se nos hicieron algo largos por culpa de una inesperada subida por pista ancha y mucho calor, y un sendero en llano-bajada que nos llevó finalmente al pueblo de Capileira (1440m), donde finalizó existosamente el partido.

Los números fueron aproximadamente 32km, casi 3000mDa+, en 8h (7h en movimiento),… y una porrada de kilómetros de furgoneta para subir y bajar a Granada. Y es que aunque la ruta, y la ducha posterior en una acequia, dejaron buen sabor de boca, el viajar-correr-viajar hizo algo agobiante el fin de semana. De todas formas no hubo problemas, lo pasamos bien, y ya deseamos que haya otra concentración.

Visita a Ancares

La pasada semana, en unas fechas que invitaban al recogimiento espiritual, unos amiguetes nos acercamos a trotar un rato en «soledad» por los Ancares. Así que madrugón, unas horas de furgoneta, Donuts en Becerreá, y subimos al monte envueltos en una espesa niebla que desapareció por completo al ganar altitud.

Empezamos la rutilla desde el albergue, saliendo hacia el SE por una pista de asfalto viejo que al rato es ya de tierra y pica siempre hacia arriba, buena para calentar. Al llegar a una zona algo plana y abierta nos desviamos a la derecha por un sendero estrechito en el que nos separamos un poco, y después viramos a la izquierda para subir al Tres Bispos. El día está perfecto y nos quedamos un rato disfrutando las vistas.

Volvemos sobre nuestros pasos un tramito y seguimos siempre por el cordal en dirección S-SW hasta llegar al Penarubia, lo que implica subir y bajar seguido: no muchos metros pero si continuamente. El ritmo es tranquilo y vamos disfrutando del entorno y la jornada. El único inconveniente viene de la vegetación baja que no deja ver bien donde pisas y cuyo roce molesta un poco, aunque nosotros lo aprovechamos: ya que íbamos de corto nos hicimos un peeling en las piernas ¡gratis!. También encontramos bastantes trozos cubiertos de nieve, especialmente en las zonas umbrías, en los que se podía ir más rápido y juguetear un poco (parece mentira que piense esto yo).

Otra vez repetimos trazada hacia un collado anterior, y bajamos hacia la campa de Brego pillando un bonito sendero en descenso por un bosque con acebos y robles. Tratándose de un Jueves Santo, aquí aprovechamos los numerosos riachuelos y zonas de deslizar por la nieve para hacer nuestro particular lavatorio. Llegamos a la zona del río Vara  y de Cabanavella, la cota más baja de la ruta, así que desde allí toca remontar el desnivel perdido hasta llegar a la fuente y las pilonas que avisan de que llegamos otra vez a la pista inicial, a pocos metros del aparcamiento.<

Me avergüenza reconocer que apenas conozco un paraje tan chulo como este, pero ya me he hecho el propósito de enmienda. De momento, salieron unos 24.5km y 1360mDa+ en 4h en total (contando paradas, fotos, etc.), divirtiéndome aunque esté en épocas bajas, y en compañía de dos tíos de los que se puede aprender mucho, AV y JS. Que, por cierto, tienen entre manos un proyecto por esta zona al que habrá que anotarse.

Dos obispos y un monaguillo

Charla sobre el UTMB

El pasado jueves, en un salón de actos vestido de gala para la ocasión, una multitud enfervorizada, venida de aquí y de allá, acudió a disfrutar de un espectáculo sin parangón que, a la postre, maravilló a los asistentes y colmó por completo sus ya de por sí altas expectativas.

Al mismo tiempo, en el Casino Mercantil e Industrial de Pontevedra, dentro de las ya tradicionales Xornadas de aventura na montaña organizadas por el Club Montañeiros Pontevedra A Roelo, tuve el honor de poder contar mi experiencia en el TNF-Ultra Trail du Mont Blanc 2013 (y alguna cosilla más que siempre se habla aunque sea de forma tangencial).


Presentado por MB (el presidente del club), y ante un grupo de personas al que estoy muy agradecido por su asistencia y su interés, expliqué un poco en qué consiste la carrera, cómo fueron los meses previos y los días en Chamonix, y cómo transcurrió la carrera. Vamos, un pequeño recorrido por el antes y el después del UTMB, en el que aproveché para agradecer públicamente la ayuda y los ánimos recibidos en aquellos días.

Y por cierto, que me sorprendió gratamente la cantidad de preguntas que hicieron al acabar mi humilde exposición; espero haber respondido a sus inquietudes, y haber transmitido mi visión sobre estas aventurillas. (Dejo aquí la presentación por si a alguien le interesa; avanzad con los cursores o el ratón.)

Eventos inminentes

Vale la pena romper este silencio de las últimas semanas para comentar que en los próximos días van a celebrarse en la zona de Pontevedra dos eventos muy interesantes, y a los que esperemos que asista gran cantidad de público. Ambos tienen en común el estar protagonizados por personajes famosos y de gran envergadura, y el tocar asuntos de profundo calado; en cuanto a las diferencias, la única que aprecio es que un acto es de pago y el otro grátis. Adivinad cual es cual:

Os doy una pista de a cual acudiré.