GTSerra D’Arga: la fundición

Pues sí que fue GRAN el Trail Serra D’Arga organizado por un gran equipo de personas bajo la dirección del gran Carlos Sá. El evento incluía un entreno conjunto (free-trail), una carrera para críos (Trail-Jovem), caminata, trail, y «maratona». Además, el sábado en Caminha se hizo un buen despliege para la recogida de dorsales y bolsas del corredor, que incluía stands y varias charlas.

Tras la intervención del responsable municipal, habló el propio Carlos Sá; se suponía que el tema era la vida de un ultra-corredor, pero pasó el rato dando agradecimientos (no pasa nada). La segunda fue de Antonio Nascimento, finisher del ultraman, deportista completo y ejemplo de lo que se puede lograr con trabajo; parecía un tipo majo. Antes del descanso, hubo unos minutos para que Analize agradeciese la campaña de recogida de fondos para su MDSables; una historia y un momento muy emotivos. Después el doctor Pedro Amorín habló de las relaciones entre aspectos médico-fisiológicos y el trail-running. Por último, vimos el trailer de «Il corredore» en presencia de Marco Olmo, todo un mito, al que recibimos con un ovación, pero al que costó sacarle las palabras (parece bastante tímido y humilde).

Ya de noche tocó preparar el «suelo duro» en el pabellón del pueblo, y una económica cena con «menú do atleta» junto a varios compañeros del foro Correr en Galicia (un placer). No descansé mucho, así que ya no iba fresco cuando a la mañana tocó marchar para Dem.

Con la 8ª campanada del reloj de la iglesia, salimos, yo casi al final, pues no llevaba buenas sensaciones. Al principio había pelotón, aunque sin embudos, pues los primeros metros por asfalto, y las primeras rampas por caminos eran bastante anchos. Subimos unos km, y después larga bajada en la que hubo varias caídas; era fácil, pero hay gente que va pasada. En fin. Primero a repechos, y después de forma clara, otra vez tocó subir, pasar por el monasterio de San Joao, por un corto tramo de raíces y pinos, y vuelta a subir por caminos y pistas.

En el siguiente descenso cojo a MM y hablo con el un rato; me dice que va poco a poco y que yo tire; le digo que no, que voy con malas sensaciones. Avanzo cuando se empina un poco más y, tras un avituallamiento en un palco, unos caminos entre fincas y una bajada más rota, llega el río. Una zona de las que me gustan: preciosa, técnica y resbaladiza, con continuas subiditas y obstáculos (acequias, tubos, trepadas,…). Aquí siento las piernas menos cargadas, así que me animo un poco.

Un tramito de asfalto nos dejó en un pueblo (San Lourenzo?), km 21, CP y orquesta, en el que empezaba una laaarga subida, por tramos muy dura, en la que tocó caminar un buen rato. Iba con marcheta, y al llegar a la zona alta-«plana», y el posterior descenso, aceleré bastante pues pasaba un buen momento. Error: la inclinación me cargó más aún los cuádriceps, el empedrado terminó de dañarme pies y tobillos, y el calor hizo mella en mi hidratación.

Cuando llegué a Cerquido supe que la cosa iba mal: primeros avisos de calambres. Y aún por encima subida dura por un senderillo con maleza, después por un empedrado zigzagueante, y a rematarla con un duro trozo monte a través. Sólo fueron 400mD+ de ascenso y se me hicieron eternos. Así cuando coronamos junto a una iglesia (Nosa Sra. do Miño?), ya costaba trotar incluso en plano, y además el terreno era de pisada jodona. Venga, hay que aguantar.

Mientras el coco pasaba de autoculparme por no regular sabiendo que no llevaba buenas piernas, a animarme de que faltaba menos y aguantaría, llegó la subida a los eólicos. Intenté dar pasos cortos y apoyarme en las rodillas para cargar lo menos posible, pero los calambres volvieron y aumentados, y comenzó la agonía. En esa subida y la posterior bajada me adelantó mogollón de gente. Yo ni miraba, sólo quería progresar y acabar de una vez. ¡Iba fundido de lo lindo!

Pero cual sería mi sorpresa que sobre el km 40 o 41 un voluntario me dice: «ahora despacito que viene un trozo más duro». Ya me parecía a mi raro estar tan alto y no ver todavía Dem. Pues sí, un km de subidote en el que di pena, aunque he de reconocer que no era el único, y un llano-bajada roto en el que casi no pude ni trotar. Y llegamos a la caseta donde estaba el avituallamiento inicial, y más con rabia que con fuerzas empiezo a bajar como un loco. Quise correr todo el rato, pero tuve que parar un par de veces porque las piernas se trababan.

Cuando llegué a las primeras casas sentí alivio porque varias ocasiones pensé que tenía que plantar a escasa distancia de meta. Pero al final, chaleco de finisher, 6:43:44, unos 45km y 2500mDa+, y sin lesiones, aunque reconozco que no fue mi día y hubo ratos que no disfruté. Pero misión cumplida, satisfacción por acabar, y ahora a descansar.

Resaltar que la organización fue excelente: recorrido bien marcado, medidas de seguridad en zonas chungas, avituallamientos completos, mucho voluntario en todos los servicios (aparcamiento, dorsales, cruces,…), animación en la zona de salida/meta, etc.

Aunque también le daría un tironcito de orejas, y más pensando en los lamentables últimos acontecimientos. Me explico: sí hay un material obligatorio especificado en el reglamento, y por un motivo tan razonable como la seguridad, es para que todo el mundo lo lleve. La organización es libre para establecer controles de material o no,… pero lo que no tiene sentido es que el propio organizador diga que es una medida pedagógica y de seguridad, y que ese material es necesario y obligatorio, pero que no va a pasar nada si no se lleva. ¿Está animando a que no se cumpla el reglamento? Tal vez había otras normas que podíamos habernos saltado sin consecuencia y no se sabía… Lo cierto es que no me gustó que permitiesen correr a gente que claramente no llevaba NADA (¿dónde está ahí la seguridad y la pedagogía?), al igual que no me parece bien que unos vayan todos ligeros mientras otros cargamos con lo que toca.




Fotos de safardatxo ofrecidas en CeG y de Ferreiro de Solopisadas. Gracias.

1 comentario en «GTSerra D’Arga: la fundición»

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