«No me das pena ninguna»; es lo que me dijeron en casa cuando les comenté que no sabía si ir a la Madrid-Lisboa de este fin de semana, porque la verdad es que tenía serias dudas cuando recibí la propuesta: tengo las piernas todavía cargadas del UTMB, y llevo un par de semanas apurado y sin tiempo para preparar la logística (muy importante en esta prueba). Pero claro, apareció el «efecto manzana»: te entra el gusanillo y…
Pues eso, la Powerade Ion4 Madrid-Lisboa es una prueba de mountainbike de unos 770km que consiste en unir las dos capitales de la península ibérica en un máximo de 60h, y se disputa en equipos (de 2, 3 o 4 corredores), y en formato non-stop por relevos (es decir, el equipo no para, pero los participantes si que se turnan y descansan). Discurre por senderos y pistas (y tramos de carretera, obviamente), de Madrid, Castilla León, Extremadura, y Portugal. No tiene pinta de ser un recorrido muy técnico, ni de tener mucho desnivel (creo que no llega a 7000mDa+ en total), pero será dura igualmente.
Algo que le da el carácter de aventurilla es que el recorrido no está marcado: habrá que utilizar el GPS para seguir los tracks para ir pasando los puntos de control (estaciones de hidratación y zonas de asistencia). O también que los equipos deben gestionar los relevos y los materiales a emplear (alimentación, mecánica de las bicis, recambios, ropa,…), y el uso de «la tecnología» (llevar una app de seguimiento/seguridad en el móvil, obligatoria, o cargar tracks y baterías en los GPS).
Ojalá no falle nada y podamos comer el domingo un «bacalhau en Lisbon» (yo mejor «arroz con frango»).