Ya estamos aquí; con los culos planos y las piernas acartonadas tras el palizón del coche, pero sin problema. Estamos alojados en un bonito apartamento en Megève, un pueblo que viene a ser como la localidad pija de la zona (está a unos 30km de Chamonix).
El lunes nada más instalarnos, casi sin dormir y mal comidos, y guiados por Clara y Luís, dos amiguetes escaladores que viven aquí y que nos están echando un cable, fuimos a hacer una rutilla tranquila. Subimos al Col de Tricot (zona de paso de la TDS), desde Le Chapel, momento en el que aprovechamos para trotar un poco (y desgraciadamente comprobando que las piernas no están para tirar cohetes). Después ascendimos un poco más para hacer una arista con un senderito entre vegetación baja, y bajamos por la ruta habitual hacia el glaciar de Bionassay. Las vistas durante toda la ruta son alucinantes (Ref. de Gouter, tren cremallera hacia el Nid D’Aigle,… y por momentos el Mont Blanc), y eso que no estaba totalmente despejado. Desde allí pillamos la ruta de senderismo que baja de nuevo hacia Le Chapel, al principio un camino precioso y con mucha pendiente, adornado de restos de las avalanchas de primavera, y después por pistas anchas hasta llegar al coche. Salió un paseito de 4:52:00, unos 20km, y 1300mDa+,… y en buena compañía.
Después bajamos a Chamonix a cenar y a ver el ambiente (muy montañero y runner), y acabamos quedándonos hasta tarde para ver la salida de la PTL (300km y 24000mDa+, y subiendo a zonas importantes… ¡vamos, con un par!). Lo malo es que el martes estuvo todo el día lloviendo y no pudimos subir a ningún lado, ni tampoco tenía muchas ganas de salir a trotar «en plano», así que nos pasamos todo el día en modo vago, o lo que es lo mismo: ir de tiendas (algo que aquí tiene mucho peligro), hacer las compras rutinarias, estar de parrafada en el apartamento (batallitas, internet, material,…), y similares. Esperemos que el tiempo mejore y poder aprovechar algo el miércoles y el jueves.
En fin, que el entorno y el ambiente es una pasada: montañones y desniveles por todas partes, paisaje salvaje y peligroso en algunas zonas, gente curtida y experimentada (cualquier cajero del super tiene una pinta de castrón que te cagas, aunque habrá de todo, claro). Y la organización del UTMB que tiene un despliegue de medios grande, y eso que todavía no hemos visto nada.
Ahora la TDS ya está en marcha, y los de la CCC y el UTMB seguimos esperando. Yo algo más animado que cuando salí de Pontevedra, pero consciente de la realidad: no vengo como debería, estoy muy muy verde (pocos kilómetros en las piernas, pocas horas de entreno, y lo peor, poco desnivel en el cuerpo). Y además los problemas de salud de la semana pasada me tienen algo «acongojado». Pero bueno, ahora que estamos aquí, saldremos con ganas y a intentar disfrutar, y lo que tenga que ser será.