La prueba ideal para un «ultrero» como yo, acostumbrado a correr/pedalear lento y largo, no es un 100m.l. Aunque es obvio, cuando el otro día acudí a Bueu a hacer un 10km de asfalto, me ofrecieron la posibilidad de participar en una competi del hectómetro que organizaban de forma paralela… y acabé anotándome en ambas.
Se trataba del III Memorial Paco Cabanillas en honor del que fue campeón de España de 100 en el año 1943, y se celebró delante de su residencia. Calles pintadas en el asfalto y series sucesivas de 4 corredores, en las que pasaba el primero a la siguiente ronda, hasta que quedasen sólo 4. No hace falta que diga que me eliminaron en la primera (y el crono ya ni mencionarlo… entre otras cosas porque no lo sé), pero estuvo entretenido. Además sirvió para que me diese cuenta de lo ignorantes que somos algunos deportistas (o lo especializados que estamos): no sabía cómo ni cuándo calentar, cómo apoyarme en la salida, qué «ritmo» poner,… De hecho, sonará raro para alguien que está a punto de marchar a una prueba de más de 160km, pero ese 100m.l. se me hizo largo de coj%#!&.
Después, ya de noche, un 10000m totalmente plano y urbano, para rodar tranquilo haciendo el entreno del día bien acompañado. Ahí ya me desenvolví mejor, claro, aunque la verdad es que las primeras vueltas iba un poco de cachondeo.
Y tras unas pocas horas de sueño, y no haber nadado nada en todo el año… a la travesía de O Fisgón (en Moaña): buen ambiente, muchos amiguetes triatletas y nadadores, organización familiar pero correcta,… Fueron casi 2km o más, pues yo al principio, tras salir dirección Vigo y yendo hacia la primera batea me fui a la derecha un montón; después viramos hacia a la playa de a Xunqueira y de volvimos al puerto ya más recto. Aunque en realidad lo de nadar era un pretexto para la churrascada que nos metimos posteriormente.
En fin, que en dos días, haciendo dos tonterías, y, por la falta de costumbre: ¿¡estoy hecho polvo!?