Ver las carreras desde el otro lado, desde el punto de vista del organizador o el voluntario, es algo que debería hacer todo el mundo de vez en cuando. Es un ejercicio de trabajo mental y reconocimiento social muy recomendable. Y en estas últimas semanas (o meses, mejor dicho), yo lo he podido hacer por partida doble.
2ª parte: Travesía do Xalo
La gente de Castelo Deporte hace una de las carreretas con mejor ambiente de Galicia: la Travesía do Xalo. Es una de esas pruebas que mola tanto que no sabes si recomendársela a todos tus amigos para que disfruten, o guardarte el secreto para que no te roben un dorsal ni se masifique. Está organizada con cariño y tiene algo detrás («el concepto», que diría Manquiña), y eso se nota; y va evolucionando edición tras edición. En esta tenían desde calcomanías con el perfil, hasta ¡cuestionario de valoración! ¡Cuánto tienen que aprender otras!: desde aprender a comunicarse en las redes sociales, a aceptar las sugerencias de mejora, etc.
Este año como estoy sin forma ninguna (bueno, en realidad sí que estoy cogiendo forma… ¡redonda!), sabía que no iba a correr, pero sí quería estar allí aunque fuese echando un cable a CV, un buen amigo que admiro mucho y que es uno de los principales organizadores. El tipo intentó convencerme, y yo me resistí, y al final llegamos a un acuerdo: iría de último cerrando carrera y recogiendo cintas… acompañado de mi socio AV que también andaba medio vaguete.
Así que tiramos para el norte ya el sábado, por si podíamos echar una mano y para cenar allí juntos, y el domingo tocaba #somosdemonte. Unos 300 participantes en el trail (otro tanto, o más, en la andaina paralela; y muchos críos en las carreras infantiles), un interesante pique entre Arca y Nimo, un churrasco esperando a la vuelta, y un recorrido novedoso y verdaderamente bonito (y eso que algunas zonas estaban demasiado embarradas). Tenía de todo: caminos y bajadas resbaladizas, mucho senderito chulo, subida por un DH de bicis, cruzar el Petón do Xalo, un tendido eléctrico maldito, poca pista y apenas asfalto, etc. Vamos, un disfrute.
Además, al ir de corredores escoba, el ritmo nos permitía disfrutar del paisaje, pararnos a ver curiosidades o a charlar con algún voluntario, a sacar fotos, a bromear con los corredores y animarlos. Eso sí, ejem… sin descuidar la labor que teníamos encomendada, que para nosotros el deber es lo primero. De hecho, de vez en cuando tocó hacer un cambio de ritmo para coger otra vez a los que cerraban carrera, aunque lo cierto es que tuvimos poco trabajo (3 o 4 retirados, y un par de personas que se despistaron y las devolvimos al recorrido).
Pechando a carreira polo Xalo, o presidente de @castelodeporte, Alfonso e Francisco 🙂 #somosdemonte pic.twitter.com/gqbHDWvesH
— Castelo Deporte (@castelodeporte) 26 de abril de 2015
Ya en meta, tras 23km y unos 1400mDa+, una duchita, un «churrasco con magdalenas», y un poco de vida social, no nos quedó otra que felicitar «al presi» y compañía: porque se curró mucho con la desbrozadora, se balizó bien, y en general nadie debió quedar defraudado. Nosotros tampoco, ver la carrera desde atrás también te enseña muchas cosas.