Un par de traves

Por acompañar a una familiar un par de días a la piscina, y supongo que influenciado por ver en la tele los Juegos Olímpicos, me planteo nadar algo. En el agua la rodilla no duele, así que decido desenpolvar el neopreno, y ponerme a chapotear un rato en el agua salada aprovechando que por la zona hay travesías todos los fines de semana. Eso sí, de momento cosas factibles, que no estamos para grandes retos natatorios.

Estas últimas semanas pude ir a una travesía que se estrenaba en el calendario y en la que hubo bastante gente, la de Poio, y a una de las clásicas de carácter más familiar y minoritario, la de Vilaxoán. Ambas de un par de kilómetros (en teoría, claro), ambas con el mar tranquilo y buen tiempo, y aunque con una organización humilde, ambas recomendables para próximos veranos… especialmente si se combinan con el tapeo posterior en el pueblo.

Yo como siempre: sin calentar apenas, saliendo atrás para no entrar en la guerra de golpes y tirones, a ritmo tractor, y regulando por saber que palmaré metros y metros de más por zigzaguear entre boya y boya (especialmente en Vilaxoán, en donde eran tan chiquititas que desde lejos no se veían ni «estando plato»). Pero acabando… y disfrutando de las rías.

Y es que por mucho que guste el monte, hay que valorar también este otro maravilloso entorno que tenemos en Galicia, y procurar aprovecharlo.

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