Travesía do Xalo… por fin

Aunque tuve la intención desde la primera vez que se celebró, he tenido que esperar a la IV edición para  estar presente en la Travesía do Xalo (A Coruña). Y lo cierto es que tal y como estoy este año tampoco iba a ir, pero entre un amigo que me animó y las ganas de probar una carrera en cuya organización está alguien que admiro, finalmente fuimos de la partida.

Por la noche cayó algún chubasco, pero la mañana se aguantó bastante bien (sólo algo fresca), y ya a primera hora había ambientillo en la aldea de Castelo, salida y llegada tanto de la carrera como de la andaina.

El recorrido era bastante rompepiernas, con continuos cambios bruscos de pendiente y muchos zigzags; salvo una zona plana en torno al kilómetro 4, y otra antes de la zona de las antenas, apenas había respiro. En la parte central varias veces tuvimos que abandonar la pista por la que íbamos, subir o bajar una zona más empinada y rota, para volver a la pista de antes pero un poco más adelante. Y claro, así se ganaba desnivel… y dureza.

El precio por disfrutar de esos tramitos intercalados de descenso algo más técnico, era caminar algo en la subida posterior. Yo había empezado tomándomelo con tranquilidad, sin forzar, pero al llegar a esta zona hubo que apretar y se evidenció que no había muchas fuerzas… aún me acuerdo de los bancales anteriores al 2º avituallamiento. Mi pacer particular tuvo, o más bien quiso, que esperar por mí varias veces.

La parte más alta y fácil nos llevaba, dando rodeos claro, a las antenas y la zona de escalada conocida como «o Petón do Xalo», donde esperaba una subida dura con un paso muy chulo entre las rocas. Desde ahí ya faltaba poco, y casi todo pa’abajo, así que se podía ya soltar las piernas a correr.

Con la estrategia de regular y acabar con fuerzas, 2:22:01 para unos 19km-y-pico y 1200Da+; mi compañero AV podía haber bajado muchos minutos si tirase a su ritmo, pero claro… ¡ir conmigo le da caché! Además la carrereta transcurrió sin problemas, y dejó buen sabor de boca, sobre todo cuando hincamos el diente al avituallamiento final Made in Galicia: churrasco y bizcochos.

Esa comilona fue otro detalle de la organización, humilde pero cuidadosa: muchos voluntarios, aparcamiento amplio, recorrido bien balizado, inscripción comedida (y solidaria), ambiente de fiesta en meta,… En fin, que lo pasamos bien, y que la carrera es recomendable.



Imágenes de web de Castelo Deporte y de álbumes de Suso, JuanCarlos y Castelo deporte compartidas en CeG.

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